Últimamente estoy hundido en un pozo oscuro y profundo. Fue, baah, es, ya que aún no terminó, un año que dejó mi auto estima demasiado baja. Tan así que en el pozo en el que estoy no puedo ver nada en claro, no sé qué hacer, como decidir, ni que decir, mis pensamientos se vuelven nada en el mar que azota mi mente. Es muy difícil salir de acá, aunque siempre hay alguna risa, que es como un rayito de luz en la tormenta, dura poco, la oscuridad lo absorbe enseguida.
Cuando empiezo a levantarme, siento como si unas manos oscuras me tomaran por la fuerza y me llevan de vuelta al fondo, generándome ese sentimiento indescriptible que mezcla la desesperación con la desolación. Fracaso tras fracaso, en todo sentido, relaciones interpersonales, amorosas, estudios, en todo fue un fracaso tras fracaso. Siempre termino en la lona al borde del knock out, y trato de levantarme, pero esas manos me tiran otra vez. Así todo el año, peleando con mi inconsciente, vendiendo felicidad, respondiendo “sí, estoy bien” para no generar preocupación. Pero no, no es mi momento, estoy opacado por el brillo de la oscuridad.
Invadido por sentimientos que dudo que tengan nombre, pero que todos alguna vez seguro sintieron o ya lo harán. La cabeza me maquina noche y día, ya ni dormir bien puedo. Muchos al leer pensaran que necesito un psicólogo, pero no, no creo en ellos, todo lo que uno necesita para salir del pozo es la soga, escalera o mano adecuada. Mientras tanto va a seguir ahí abajo, acá abajo, donde estoy yo, pero en su propia cabeza.
Creo que un día podre salir y ver el sol otra vez, es lo más seguro, pero en este momento me es imposible divisar el cielo, y mucho menos ver estrellas, por las noches el pozo cobra un color más oscuro que el negro más absoluto conocido. Es ahí cuando uno ya no sabe ni entiende nada, simplemente le dan ganas de llorar, pero ni eso puede hacer, una simple lagrima puede sanar un dolor, pero es difícil llorar si ya no sabe que siente.
Bueno, acá me quedo en mi pozo, esto solo sirvió para liberar un poco y contar lo que no puedo ni quiero hablar. Sé que cuando logre salir del pozo tendré las fuerzas para volverlo hacer la próxima vez que caiga dentro del mismo
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